Alicia, ¿En el País de las Maravillas?
- Capitón
- 4 may 2021
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Las dos Alicias de Carroll
Dos Alicias: la del país de las maravillas y la de Liddel. Para comprender el origen del libro es preciso contextualizar la época en la cual fue escrito donde predomina un pensamiento con ideales moralistas, propio de la época victoriana. Dodgson, verdadero apellido del autor, pertenecía al ámbito eclesiástico y en sus diarios da testimonio de la lucha que mantenía entre sus pensamientos impuros y los mandamientos impartidos por la sociedad.
Carroll improvisa la historia una tarde de paseo con Alicia y sus hermanas y la convierte en cuento para ser leído exclusivamente por ella, a tal punto que ella es el único oído que él pretende alcanzar.
En “Homenaje a Lewis Carroll”, Lacan señala que la obra es un lugar elegido para demostrar la verdadera naturaleza de la sublimación, la que se define por “elevar el objeto a la dignidad de la cosa”. Hay entonces, una relación intrínseca entre sublimación y pulsión.
El psicoanálisis necesitó de un mito para poder definir lo que resiste a la educación, a lo gobernable e incluso a él mismo, y lo llamó pulsión. Necesito de un concepto que no se redujera a lo instintual y que diera cuenta de lo que no puede satisfacerse de manera rotunda en un objeto mundano y entonces, definió a los modos de arreglárselas con ella como sus “destinos”. Represión y sublimación son dos de los más conocidos, aunque hay otros.
La sublimación comporta la satisfacción de la pulsión, satisfacción que sin embargo no es directamente sexual o como pensaba Freud, una satisfacción inhibida en su meta. satisfacción que no necesita de la represión. La sublimación emana de una fijación de goce pero al mismo tiempo de la plasticidad de la pulsión para adaptarse a otros tipos de satisfacción. Lo paradójico es que a pesar de dicha plasticidad, no todo de la pulsión puede ser sublimado: se trata de "la exigencia de una cierta dosis, de un a cierta tasa de satisfacción directa"
En la lectura de Lacan del seminario 7 “el vacío es determinante” en lo que a la sublimación respecta. Se trata del lugar de la Cosa o Das ding, campo pulsional que es al mismo tiempo exterior (a todo lo imaginarizable y simbolizable) e interior del sujeto, pero excluido. La sublimación artística ocupa el vacío central de Das ding a través de una pluralidad de objetos imaginarios. En la sublimación artística el objeto de arte deviene un objeto imaginario que se coloca, por la vía de una elevación simbólica, en el lugar vacío de lo real de la Cosa.
Uno de los paradigmas que toma Lacan para pensar el aspecto creativo de la sublimación es el jarrón. Para este autor, la matriz mítica es el jarrón, la jarra que Heidegger recupera de la tradición taoísta y a la cual asigna el misterio de la Cosa. La sublimación encuentra en el arte alfarero su prototipo: el alfarero crea el jarrón sólo a partir del vacío . No existe primero la materia y luego el vacío del jarrón, sino que existe el vacío central del jarrón, desde el cual surge la organización del jarrón, en torno al cual el arte del alfarero dispone la materia. La No -Cosa del jarrón - su vacío central- es la condición posible para la existencia misma del jarrón. La sublimación traza el recorrido de la pulsión como rotación en torno a un vacío
El movimiento de creación de la sublimación va de lo real a lo simbólico; eleva un objeto imaginario a la dignidad de la cosa a través de la operación simbólica. La sublimación,entonces, tiende por un lado a disfrazar a la pulsión, y por otro permitir una mínima satisfacción directa de ella para que no sea pura renuncia. La sublimación quita el componente erótico de la pulsión produciendo una desmezcla que deja solo al componente agresivo y alimenta con el deber la ferocidad del SuperYó. Un mínimo de satisfacción es preciso para evitar el displacer: Carroll escribe para ser leído por Alicia, único motivo importante, pero al mismo tiempo Alicia es la sublimación de su gusto por las niñas.
La belleza de la literatura tiene el poder de velar el horror, de “un malestar se desprende una alegría singular”, signo de satisfacción extraído de una operación sublimatoria. Así por ejemplo, “Dodo” es el propio Carroll que cuando tartamudeaba pronunciaba su apellido Do- Do- Dodgson, de su falta hace el pivote de la acción creadora.
El sin sentido
"Nunca he oído hablar de “feificación” , se atrevió a decir Alicia.
El grifo levantó sus dos patas en ademan de sorpresa: ¡cómo! ¡nunca has aprendido a feificar!, exclamó. ¡Al menos sabras lo que quiere decir “embellecer”! "
Mediante la figura de una niña Carroll desafía y transgrede todas las leyes del lenguaje y literarias vigentes de su época. Que la heroína sea una niña no es un detalle menor en un periodo en el que la infancia era considerada una etapa de corrección y transmisión de valores morales. Carroll viene a presentar una niña inocente, curiosa y llena de fantasías; con sus virtudes pero también con sus defectos.
“Alicia” pertenece al género literario del "Nonsense" en el que el uso de la narración evita la comprensión para que cada lector le de su propio sentido. Con respecto a esto último, se parece a la interpretación analitica que lejos de ofrecer un sentido común siempre es enigmática y absurda para que el propio paciente despliegue su inconsciente.
El uso que Carroll hace del lenguaje no tiene como finalidad insertarse en las convenciones sociales de la lengua, sino que pone de manifiesto, que la palabra puede ser vehículo de satisfacción. Neologismos, poesía, homofonías y relatos absurdos e imposibles, transmiten que el lenguaje puede tener otros fines que la comunicación. Lacan introduce el neologismo “lalengua”, para dar cuenta de una dimensión del lenguaje anterior a cualquier ordenamiento formal. En ella hay un goce que extrae de su uso, en la que prima la sonoridad más que el sentido; de hecho, el lenguaje es una elucubración de saber sobre Lalengua.
El verdadero despertar de Alicia
“Deberás cerrar los ojos, de lo contrario no verás nada”.
Alicia es el sueño de Carroll. Es él quien la sueña soñando (un sueño dentro de un sueño). Pero no estamos aquí para analizar el sueño del autor, pues nos falta el intérprete principal. En su lugar, podemos preguntarnos qué es lo que Alicia viene a enseñarnos sobre el sueño, su valor y uso.
Freud destacaba la función del dormir cuando escribió la famosa “Interpretación de los sueños”, pero Lacan, como Carroll, destaca la función del despertar.
Suena extraño y paradojal, pero si hay un aspecto que nos interesa, es que allí donde los ojos se cierran , está la posibilidad de despertar sin volver a la vigilia.
El otro punto que separa a Freud de Lacan ,es el valor de verdad del sueño. Freud los analizaba hasta llevarlos por vías asociativas, a un sin fin de sentidos. Lacan con su ruptura del sentido (otro aspecto que lo acerca a carroll), vino a poner en evidencia que el icc recubre al silencio de la pulsión con el sueño mismo Habrá que aprender a escucharlo para guiarnos en el uso y valor de cada sueño en un análisis.
Lo real está allí, al alcance de la almohada y quizás por ello, hay quienes no pueden conciliar el sueño. La ficción y lo auténtico, cambian entonces de estatuto: la vida es un sueño y solo en los sueños está la posibilidad de acercarnos a una verdad, siempre conjetural, a medio decir.
Alicia despierta al final pero podría haber despertado mucho antes porque hay detalles que muy bien podrían haberla sacado del “país de las maravillas” . Los cambios en su imagen, el carácter ominoso y confuso de los personajes, la pérdida de su identidad. Pero no. Solo en el juicio final vuelve a despertar para entonces, seguir soñando.
¿Que despierta a Alicia? dos hipótesis son posibles, la primera remite a la culpa y al momento en que ella descubre cuál su posición en el sueño; la segunda, a la posición de la reina que amenaza con cortarle la cabeza en caso de que ella no la asuma.
Con respecto a lo primero, Alicia, curiosa y sin reparo, ingresa a un mundo que no le pertenece, se apropia de sus objetos, come de su comida y perturba el orden que allí había. El rey, le ofrece un libreto para que recite asumiendo su culpabilidad, pero ella se niega. La reina, amenaza con cortarle la cabeza, y sabemos gracias a Freud que la pérdida de una parte del cuerpo, es símbolo de la castración; con Lacan, se convierte en señal de angustia. Alicia despierta gracias a que el corte produce angustia, y ella el despertar.
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